Nuestra selección mejores sitios para comer en Jerez
Jerez es inconmensurablemente rica en patrimonio, historia, cultura y tradición. Su casco antiguo ha sido escenario de innumerables hechos históricos. Allí precisamente podrás encontrar algunos de los monumentos emblemáticos, bodegas de renombre y una vibrante escena flamenca. Pero, además, de los múltiples tesoros turísticos que podrás disfrutar, Jerez también cuenta con una excelsa tradición gastronómica. Jerez es la ciudad del vino, del flamenco y de las tapas. Un lugar en el que el sabor de la tradición se mezcla con una cultura vitivinícola forjada en siglos de historia.
Desde bares de tapas tradicionales hasta restaurantes de alta cocina, en el centro de la ciudad podrás encontrar múltiples opciones para disfrutar de todo tipo de sabores. No importa si buscas algo clásico o prefieres explorar sabores modernos, Jerez tiene algo para cada paladar.
Por ello, aquí os presentamos una selección de cinco lugares imperdibles para comer en tu próxima visita a Jerez de la Frontera. ¡Que disfrutes de la experiencia culinaria!
Los 5 mejores sitios para comer en Jerez
1. Tabanco Plateros
Si hay un lugar imprescindible en tu parada en Jerez, ese es, Tabanco Plateros.
Para conocer la historia de los tabancos debemos retrotraernos al siglo XVI, más en concreto, a 1592, cuando aparece la primera referencia en los documentos municipales encontrados, de los tabancos. En este siglo comenzaron a surgir comercios nuevos por la zona que fusionaban los estancos, en los que se vendían diversos productos como el aceite y vinos, con los estancos de tabaco, un producto novedoso recién importado desde América que comenzó a expandirse desde la provincia de Cádiz a todos los puntos de la geografía española. De ahí el nombre que recibían: tabancos, la fusión entre los estancos habituales y los estancos de tabaco.
El aspecto que tenían los primeros tabancos no difería mucho del de una bodeguita. En estos lugares se comercializaba tabaco, al mismo tiempo que se disfrutaba de unos generosos tragos de vinos. Sin embargo, el boom de este tipo de negocios comenzaría a decaer a finales del siglo XIX, cuando se liberalizaría la comercialización de tabaco. Los tabancos se convertirían, por consiguiente, en espacios donde los jerezanos acudían solo a beber.
El renacer y auge de estos espacios no se produciría hasta el siglo XX, cuando los tabancos se erigen como espacios indiscutibles de socialización entre los trabajadores. Al finalizar la jornada, estos se trasladaban a los tabancos a disfrutar de vino, al mismo tiempo que cooperaban y formaban parte de las tertulias que se generaban. Cabe resaltar, que a estos espacios no tenían acceso las mujeres. Estas únicamente podían acceder para comprar vino a granel, pero no para disfrutar del espacio.
En este auge de los tabancos tuvieron un papel protagonista las bodegas jerezanas las cuales impulsaron el crecimiento y la proliferación de estos lugares ya que contribuían a la venta de mucho vino. En un principio, como se comenta con anterioridad, no se vendían tapas, únicamente vino; sin embargo, los jerezanos acudían a los ultramarinos de los alrededores para comprar algún embutido para acompañar el vino.
La incorporación de las tapas es algo contemporáneo. Uno de los principales atractivos de los tabancos actuales es el poder disfrutar de vino de barril junto con tapas de chacinas y quesos, y conservas.
Y eso es precisamente lo que ofrece Tabanco Plateros. Tapas variadas de toda la vida como chicharrones, jamón ibérico, salmorejo, pescaíto frito y carrillada acompañadas con los vinos de Jerez como el fino, la manzanilla y el oloroso.
2. Tabanco El Pasaje
El Pasaje es el tabanco más antiguo de Jerez y un verdadero símbolo de la cultura gastronómica de la ciudad. Desde hace un siglo, llevan alimentando el alma y corazón de los jerezanos con las tapas típicas de nuestra tierra. Inaugurado el 16 de noviembre de 1925, año de vigorosa importancia en la historia jerezana, este tabanco antes de pasar a denominarse como tal, fue una tienda de comestibles y, posteriormente, sede de una peña. No sería hasta principios de los años 20, cuando pasaría a convertirse en un tabanco denominado «La Fortuna». En 1925, cambiarían de nuevo de nombre y adoptaría el nombre por el que son reconocidos en la actualidad: Tabanco El Pasaje.
Este sitio es ideal para probar las típicas tapas jerezanas, acompañadas de una copa de fino o amontillado. Sus platos de jamón ibérico, chicharrones y tortilla de camarones son imperdibles. Además, el lugar suele ofrecer música en vivo, creando una atmósfera vibrante. Si quieres una parte de la historia de Jerez, como nuestra herencia viticultora, este lugar es tu sitio.
3. La carboná
Lo que un día fue bodega, en la actualidad es un restaurante. Jerez cuenta con muchos resquicios de bodegas reconvertidas en múltiples establecimientos, y este es un buen ejemplo de ello. Si quieres disfrutar de una propuesta cargada de acento jerezano en un ambiente clásico bodeguero, La Carboná te aguarda.
4. Bar Arturo
Hay lugares a los que se va a disfrutar de un buen pescado y marisco, y Bar Arturo es precisamente uno de ellos. La tercera generación de este negocio, ha sabido mantener la línea clásica y atemporal que define a este bar. Platos sencillos, pero cargados de historia y tradición. Desde la mítica fritura de pescado, hasta los tomates aliñados o su clásico salteado de huevos de choco y langostinos con un toquecito de vino oloroso de Jerez, este bar es idóneo para descubrir y disfrutar con los clásicos de nuestra tierra.
5. Restaurante La Cruz Blanca
Todo restaurante tiene su historia, y la nuestra se remonta a 1902. En ese año abrieron las puertas de una cervecería ubicada frente al Ayuntamiento que permanecería abierta hasta finales del siglo XX. La Cruz Blanca era un espacio donde disfrutar de una buena birra con el marisco de la zona.
En el año 2005, Encarnación Sañudo y Miguel Tabernilla, decidieron darle una segunda vida a este negocio. Reabrieron sus puertas pero dándole un rumbo particular y único. La mezcla perfecta entre tradición e innovación compartida en un mismo plato.
Ubicado en la céntrica calle Consistorio, La Cruz Blanca es un espacio en el que poder disfrutar de los vinos de la tierra, al tiempo que enamorar tu paladar gracias a una propuesta gastronómica protagonizada por productos de kilómetro cero, frescos, pero elaborados de forma actual. Todo ello mientras disfrutas de otro de los tesoros de nuestra tierra: el sol, en su amplia terraza.
Tanto si eres de platos sencillos como las croquetas de jamón, la ensaladilla de tartar de atún, tosta de rulo de cabra, cebolla caramelizada, miel y nueces o las albóndigas en tomate casero, o si prefieres probar platos abiertos a la creatividad como el tartar de atún rojo a la plancha o las alcachofas con almejas, este lugar es tu sitio.
Ven a disfrutar de lo más importante: la calidad de un buen producto.
¡Te esperamos!